jueves, 9 de agosto de 2007

EXCLUSIVO: Otro relato inédito de El Caballero Español




Una campaña mundial contra el tabaquismo o "peste azul" coincide, paradójicamente, con el resurgimiento del acto de fumar habanos como una reafirmación de un placer que nunca se extinguió y del que disfrutan ahora señoras que hacen honor a "tabacos", como se denomina a los puros en el Caribe. No ya Cuba, sino la República Dominicana, Honduras y otros países latinoamericanos producen cigarros parecidos a los que fumaron conspicuas personalidades de todo el mundo, desde Walter Raleigh hasta Sara Montiel, pasando por Winston Churchill, Groucho Marx y Anthony Burgess.

Un cuplé que cantaba Miguel de Molina comenzaba diciendo: "M’an disho que a las hijas de don Paco les ha dao por el tabaco". Vaya uno a saber quién era don Paco y por qué sus hijas se habían lanzado a fumar.
Que las mujeres fumaran en la agridulce España de los años 40 era muy fuerte, como se dice ahora.
Hace ya mucho tiempo que las hijas de Eva fuman. Lo hacen ahora con toda libertad y hasta con un cierto desenfado que consideran elegante. ¡Vamos, si hasta fuman habanos, como todo el mundo sabe! En realidad, los han fumado toda la vida y no sólo en los "locos años 20", como creen algunos.
Llevan accesorios tales como boquilla, estuches de cuero de Rusia para guardar los puros, corta-habanos de metales nobles, encendedores de marca, también de oro o plata y, en general, toda la parafernalia de antaño que se desplegaba en las películas en blanco y negro, en las que todos fumaban como carreteros, mujeres y hombres.
Entre paréntesis, el que fumaba de manera tal que a uno le entraban unas ganas tremendas de irse a fumar un pitillo al vestíbulo del cine, perdiéndose una parte de la película –aunque fuera "Casablanca"-, era Humphrey Bogart, que sostenía el cigarrillo, cuando no lo dejaba colgando de una comisura de la boca, entre los dedos índice y pulgar de la mano izquierda.
Paul Henreid prendía el suyo y el de Bette Davis a la vez y luego le daba a ella el otro encendido. La película se llamaba "La extraña pasajera".
Ahora se fuma poco o nada en las películas. Sólo algunas como "Smoke" y "Swingers" redimen un placer que le llevó a Walter Raleigh a decir: "Una pitada es la lumbre que perdura, que siempre puede arder en la boca y evita que uno se sienta Prometeo, al no tener ganas de robar ningún fuego, y menos el sagrado."
Según el periodista español Juan Cavestany, fumar puros como hábito pituco data de poco más de un lustro. Este resurgimiento se ha dado en los Estados Unidos, donde consumir habanos se ha hecho ya tan común como hablar español o, por lo menos, Spanglish.
En España, precisamente, los hombres fuman habanos, y no sólo en las corridas de toros y en los partidos de fútbol. Las mujeres también. Es habitual ver en diarios, revistas y la televisión a Sara Montiel con un puro en la boca. Las ventas de cigarros aumentaron en la Península Ibérica un seis por ciento en 2004, según Tabacalera Española.
Una colega mía que se llamaba Margarita –no recuerdo el apellido– y hacía policiales, fumaba en pipa. Yo trabajaba entonces en la redacción central de la agencia EFE en Madrid y fumaba cigarrillos de tabaco negro emboquillados a todo pasto.
Algunos actores norteamericanos aparecen con frecuencia en dos revistas que sólo tratan temas relacionados con los habanos. Las efigies de Demi Moore, Jack Nicholson y Danny de Vito campean en las primeras planas de "Cigar Aficionado" y "Smoke".
La primera de esas publicaciones, que sale cada tres meses, está dirigida por el excéntrico millonario Marvin Shanken, quien compró recientemente un humidificador de puros perteneciente a John F. Kennedy en la famosa casa de subastas Sotheby’s. "Cigar Aficionados", en cuyas páginas satinadas se anuncian joyas, relojes, artículos de fumador –como es natural- y otras fruslerías, algunas de las cuales cuestan 25.000 dólares, asegura que Norteamérica importó casi 300 millones de puros de la República Dominicana, Honduras, Costa Rica y Nicaragua en 2004.
En los bares elegantes del centro de Washington se puede ver a partir de la caída de la tarde una clientela heterogénea y distinguida compuesta por congresistas, periodistas del "Post", financieros, publicistas y agentes de la CIA bebiendo cerveza negra, martinis secos o whisky escocés y fumando habanos en amor y compañía. En un lugar acotado, naturalmente. Aprovechan para secretear.
Otro periodista español, Xavier Domingo, que era un gran gourmet, tuvo su momento de gloria en Nueva York. Fue a comer a un restaurante de la Quinta Avenida y, después de los postres, cuando le iban a traer el café, sacó un puro del bolsillo y se dispuso a encenderlo. Un camarero, indignado, le dijo que se fuera inmediatamente.
Domingo pagó la cuenta de mala gana y salió a la calle. Ya en la vereda encendió su cigarro. Inmediatamente oyó un ruido que le recordó una lluvia tan tropical como su habano. Miró en derredor y descubrió a un coro de neoyorquinos que le aplaudían. ¡Bravo!

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Recuadro

REGLAS PARA FUMARSE
BIEN UN HABANO

01: Antes de tomar el cigarro, lávese las manos con un jabón no perfumado.
O2: Retire el anillo de papel con la marca y estampilla fiscal con cuidado para no romper la capa del cigarro. De lo contrario, las tintas y el adhesivo del sello contaminarán el sabor del tabaco al calentarse el puro.
03: Corte la punta con un aparato adecuado (están en todas las tabaquerías). Si no lo tiene, rasque ligeramente con la uña para despegarla, una sección del extremo que se va a llevar a la boca.
04: La abertura que se realice debe ser proporcional al diámetro del cigarro.
05: No es aconsejable hacer una perforación con un palillo, o un fósforo en vez de un corte, porque se tormaría un canal que convertiría el habano en una chimenea descompensada que produciría humos desagradables.
06: La primera mitad del cigarro puede calentarse suavemente antes de ser encendido, lo cual ayudará a la circulación del humo.
O7: Encienda su cigarro con un fósforo de madera o la pequeña astilla de roble que a veces viene con los puros en algunas cajas. Ni hablar de encendedores de gas. O los antiguos de gasolina. No hay que transmitir al cigarro sabores extraños ni mucho menos desagradables.
08: La superficie del encendido debe ser pareja. Es muy posible que si se prende con fósforos se gasten dos o tres hasta alcanzar ese objetivo.
O9: El cigarro debe llevarse a la boca para extraer el humo. No hay que morderlo o humedecerlo en extremo.
10: Se debe chupar con gentileza, si se le solicita demasiado se recalienta y pierde el gusto.
11: No hay que tragarse el humo; o por lo menos, demasiado. El humo debe permanecer en la boca para que se disfrute su sabor.
12: No hay que dejar apagar el cigarro; pero si así ocurriera hay que volverlo a encender inmediatamente, cuidando que la llama no tome contacto con la punta, sino calentando el extremo.
13: Hay que dejar la ceniza tranquila, puesto que su permanencia ayuda a la combustión.
14: Deben fumarse las dos terceras partes del cigarro; si usted es codicioso, puede hacerlo hasta las tres cuartas partes, pero más allá, no; el habano obtendrá inevitablemente un sabor acre que le hará perder el goce obtenido.
15: Déjese envolver por el humo de su cigarro. No tema que sus ropas se impregnen del aroma de los puros. Digan lo que digan, las mujeres disfrutarán de ese perfume y los hombres... ¡le envidiarán!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que se pone de moda fumar habanos y cada vez se margina más a los que fuman pitillos...Si hay una escena que me parece patética es ver a trabajadores fumando en la calle, justo ante la puerta de su lugar de trabajo, al menos debería de estar consentido fumar en los baños, aunque claro, esto seria esconderse más aún...
Yo, que dejé de fumar hace 5 años y que he retomado la costumbre recientemente, eso sí, controlando que no sean más de dos al día, fumo en la intimidad de mi casa, pero por decisión propia, no porque me vayan a echar de los sitios o me miren mal, que para miradas de rechazo yo también tengo las mías... Además será muy snobs fumar habanos, pero el olor me parece insoportable, prefiero el pitillo.

Saludos pata ti José Luis y para el Caballero Español

José Luis Agromayor dijo...

Serán dados, guapa.

Hasta la próxima.