A LA IZQUIERDA: "Nos habíamos amado tanto..."Kirchner, Fernández y Picolotti. A LA DERECHA:
las protestas por el cierre de RCTV.
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La destemplada defensa "porque sí" del Poder Ejecutivo a su secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Romina Picolotti provocó la rápida y también severa reacción de la Asociación de Empresas Periodísticas Argentinas (ADEPA), capítulo argentino de la influyente Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
El jefe de ministros de Néstor Kirchner, Alberto Fernández, salió al cruce de una investigación del matutino Clarín –nave insignia del Grupo Clarín, máximo multimedios del país.
El grupo empresario, curiosamente, es de común amigable con la gestión kirchnerista y resultó reciente beneficiario de medidas de gobierno sobre frecuencias de audio y video de dominio público.
El informe dio datos inquietantes sobre medidas dispendiosas, oscuras e inconsultas en el máximo organismo específico de control y desarrollo de políticas ambientalistas de la Nación.
Fernández, en realidad, se limitó a descalificar la investigación con argumentos improbables y a tratar al periodista autor del trabajo publicado por Clarín con calificativos tan arbitrarios y subjetivos para un profesional habilitado como “pseudoperiodista” y “pseudoinvestigador”.
Es más, lo hizo responsable de “una enorme estafa intelectual” a través de "una serie de datos ciertos que son presentados de modo tal que resultan muy irritativos para el lector".
Cabe subrayar que el ministro hizo estas afirmaciones en la Casa de Gobierno, en una reunión convocada como una conferencia de prensa que resultó un monólogo de Fernández en el que no se permitieron preguntas de los periodistas ni acotaciones de la funcionaria Picolotti, muda asistente al anatema urbi et orbi.
En un pasaje de su monólogo, Fernández afirmó: "Es cierto por ejemplo que la planta de personal de la Secretaría ha crecido notablemente, pero también es cierto que ha sido una demanda de la Auditoría General de la Nación que se quejaba de que la Secretaría no formulaba inspecciones y no hacía cumplir la Ley Medioambiental".
No pasaron muchas horas antes de que la AGN, organismo de contralor autónomo (tan autónomo como puede serlo en un sistema político fuertemente presidencialista y favorecedor de prácticas hegemónicas) se sacara “los piojos de encima”:
Por medio de un comunicado de prensa, el jefe de los auditores dijo que la repartición "desmiente que dichas designaciones cuenten con el aval de la AGN".
El jefe de ministros de Néstor Kirchner, Alberto Fernández, salió al cruce de una investigación del matutino Clarín –nave insignia del Grupo Clarín, máximo multimedios del país.
El grupo empresario, curiosamente, es de común amigable con la gestión kirchnerista y resultó reciente beneficiario de medidas de gobierno sobre frecuencias de audio y video de dominio público.
El informe dio datos inquietantes sobre medidas dispendiosas, oscuras e inconsultas en el máximo organismo específico de control y desarrollo de políticas ambientalistas de la Nación.
Fernández, en realidad, se limitó a descalificar la investigación con argumentos improbables y a tratar al periodista autor del trabajo publicado por Clarín con calificativos tan arbitrarios y subjetivos para un profesional habilitado como “pseudoperiodista” y “pseudoinvestigador”.
Es más, lo hizo responsable de “una enorme estafa intelectual” a través de "una serie de datos ciertos que son presentados de modo tal que resultan muy irritativos para el lector".
Cabe subrayar que el ministro hizo estas afirmaciones en la Casa de Gobierno, en una reunión convocada como una conferencia de prensa que resultó un monólogo de Fernández en el que no se permitieron preguntas de los periodistas ni acotaciones de la funcionaria Picolotti, muda asistente al anatema urbi et orbi.
En un pasaje de su monólogo, Fernández afirmó: "Es cierto por ejemplo que la planta de personal de la Secretaría ha crecido notablemente, pero también es cierto que ha sido una demanda de la Auditoría General de la Nación que se quejaba de que la Secretaría no formulaba inspecciones y no hacía cumplir la Ley Medioambiental".
No pasaron muchas horas antes de que la AGN, organismo de contralor autónomo (tan autónomo como puede serlo en un sistema político fuertemente presidencialista y favorecedor de prácticas hegemónicas) se sacara “los piojos de encima”:
Por medio de un comunicado de prensa, el jefe de los auditores dijo que la repartición "desmiente que dichas designaciones cuenten con el aval de la AGN".
"A la fecha, no se ha aprobado ningún informe con relación a la gestión que lleva a cabo en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable la Dra. Picolotti, por lo que mal podría avalar las contrataciones que se han hecho en el organismo durante su actuación", agrega el texto de la AGN.
El informe de Clarín reveló designaciones en la secretaría de Picolotti de familiares y allegados de la funcionaria y su hermano, jefe de gabinete del organismo, viajes aéreos contratados con propósitos no oficiales y compras con fondos de la Secretaría a través de organismos no gubernamentales de su conocimiento pero de escasa trayectoria en el movimiento ambientalista.
Picolotti ganó sorpresivamente espacio en los medios por su participación como asesora –no se supo con precisión de quién, pero se cree que de la Gobernación provincial de Entre Ríos– en los cortes de tránsito en los puentes internacionales argentino-uruguayos sobre el río Uruguay, uno de los dos ejes vitales del transporte interno terrestre del MERCOSUR.
Picolotti ganó sorpresivamente espacio en los medios por su participación como asesora –no se supo con precisión de quién, pero se cree que de la Gobernación provincial de Entre Ríos– en los cortes de tránsito en los puentes internacionales argentino-uruguayos sobre el río Uruguay, uno de los dos ejes vitales del transporte interno terrestre del MERCOSUR.
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La reacción de ADEPA.
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El organismo gremial empresario argentino, correspondiente del periodismo hemisférico, dijo sobre el incidente:
"Cuando se suplanta el debate de opiniones o la discusión razonada por la agresión o la descalificación personal, la actitud de los gobernantes se acerca peligrosamente a la intolerancia y el autoritarismo".
Además, la entidad aseguró que ese tipo de "desbordes pueden amedrentar a los periodistas en su tarea y condicionar la libertad de expresión".
A fines de mayo pasado, ADEPA había “abierto el paraguas” ante la virtual confiscación en Venezuela del grupo televisivo RCTV dispuesta por el gobierno de Hugo Chávez, y comentó entonces:
"El problema abarca a todo nuestro continente -incluso a EE.UU. que luego del 11 de septiembre de 2001 estableció restricciones a la prensa que todavía rigen- y se expresa con particular virulencia en la hermana República de Venezuela".
ADEPA ve “con preocupación el bajo nivel de respuesta continental a lo que hoy ocurre en ese país caribeño, donde con argumentos formales se le ha cerrado la boca a Radio Caracas Televisión (RCTV), el multimedio con posturas más críticas al gobierno de Hugo Chávez".
"Frente a una América latina que ve retroceder impávida las libertades republicanas, Venezuela se desliza hacia experiencias que en el siglo XX dejaron tras de sí dolorosas huellas de militarismo, opresión, sufrimiento social y fracaso económico", sostuvo entonces.
Kirchner media por estos días entre sus colegas Chávez y Lula Da Silva porque el primero insultó a los senadores que conviven con el segundo y rechazaron la virtual confiscación de RCTV.
Podría usar los paños fríos para las sienes de su jefe de ministros.
Kirchner media por estos días entre sus colegas Chávez y Lula Da Silva porque el primero insultó a los senadores que conviven con el segundo y rechazaron la virtual confiscación de RCTV.
Podría usar los paños fríos para las sienes de su jefe de ministros.
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