jueves, 11 de octubre de 2007

Cándidos, candideces, candentes candelas, candelabros incandescentes y ... candidatos


Las palabras son un remedio infalible para contrarrestar el tedio Cuando arrecia esa doble carga de la necia soberbia ambiente, pueden aparecer ellas.
Sujetas a nuestra voluntad, dispuestas a hacernos creer más listos, más sabios o más justos de lo que somos con el simple recurso de hacerlas brotar de la pluma o el teclado, de abrir un libro, obra maestra o diccionario, crucigrama, o partida de scrabel.
La Página del Idioma Español, inaugurada el 23 de abril de 1996 en el dominio web http://www.iis.com.br/, es la revista digital pionera en la promoción del idioma español en la Internet y en la búsqueda de nuevos espacios para nuestra lengua en la red mundial.
Sostenida por la organización no gubernamental Asociación Cultural Antonio de Nebrija, mantiene el Foro Cervantes de discusiones sobre el idioma español y el boletín de semántica y etimología La palabra del día. (gratuito, se obtiene en http://www.elcastellano.org/palabra.html). Para comunicarse por consultas con miembros de la entidad, el vínculo es www.elcastellano.org/formulario.html En cada envío del boletín se incluye una palabra en español con su significado, ejemplos de su uso y una detallada etimología.
A solo ejemplo, aquí va otra perla de la corona de El Castellano, muy a la moda de estos días pletóricos de cándidos, candidatos, necios y soberbios:

candidato
Quien se ofrece para ocupar un cargo público debería tener una trayectoria inmaculada, sin ninguna mancha que pudiera dejar alguna duda sobre su pasado. Así lo entendían ya los romanos, que hacían vestir a los aspirantes a esos cargos una túnica blanca, llamada candida, (ilustración) con la que se exhibían públicamente para manifestar públicamente la pureza y la honradez que cabía esperar de ellos.
El nombre de la túnica provenía de la ra raíz indoeuropea kand- o kend- (brillar), de la cual se han derivado palabras tales como candelabro, candente, candela, cándido, incandescente, incendio, etcétera.
Ningún derivado de candidus llegó hasta nosotros con significado directamente alusivo al color blanco, pero la blancura deslumbrante que la palabra latina candor expresaba en la lengua de los césares se mantuvo en el español candor, con el sentido de "sinceridad, sencillez y pureza de ánimo" que la palabra también tenía en latín. El Diccionario de la Real Academia Española menciona el sentido de "suma blancura" como acepción de candor, pero en la práctica esta palabra es muy poco usada con ese sentido.
Con la extensión de la democracia desde la segunda mitad del siglo XVIII, la palabra candidato es hoy harto conocida en toda la comunidad hispanohablante. No lo era antes de esa época, como permite comprobar el Diccionario de autoridades (denominación de la primera edición del Diccionario de la Real Academia Española, 1729), que decía:
El que pretende y aspira o solicita conseguir alguna dignidad, cargo, ó empleo público honorífico. Es voz puramente Latina y de rarísimo uso.
Cabe añadir que las velas, candelas o cirios eran llamados en latín candela, en alusión al brillo que provenía del calor; de ahí la palabra candente, que en latín significaba blanco o brillante como consecuencia del calor, y la castellana incandescente.

1 comentario:

àngels miarnau dijo...

Delicioso escrito, de cabo a rabo. Se me ocurre al leerlo que la palabra candidato tiene ahora un significado nuevo, muy alejado de la t�nica blanca inspiradora de los romanos, que podr�amos redactar entre los que no lo somos (candidatos) y solicitar su inclusi�n en el diccionario; as� sabemos todos de qu� est�n hablando muchos pol�ticos cuando se nos presentan como candidatos.