jueves, 21 de febrero de 2008

Otro relato de Eduardo Belgrano Rawson: Sólo te salva el amor


Tengo un amigo que se ha internado de nuevo en un spa de la sierra. Por una vez en la vida, parece determinado a completar el tratamiento. Es su cuarta recaída. Está deprimido, comentan. Ha pasado la noche en los brazos de su mujer, que cada tanto va a visitado.
Tiene unas ojeras redondas. No es que se considere en peligro ni nada. Quizá sea de los pocos a los que aún no les zumban las balas. Hasta el momento, ni siquiera sale en los diarios. Pero ha terminado por asumir que sufre una adicción severa. "No puede parar, te digo", solloza su mujer por teléfono. Por eso está en el spa de la sierra, el único que ofrece un plan serio para dejar de robar.
Era un desenlace cantado. Somos amigos desde que tenía cuatro años, cuando se tragó el sueldo del padre junto con una abeja y un fósforo. Le echaron la culpa a los ladrones, pero pronto surgió la verdad. Por entonces, en aquellos parajes, nadie echaba llave a la puerta. Digo más: su casa ni siquiera tenía puerta. Había dos gays en el pueblo, alguien se drogaba con algo y a cierta chica le habían practicado un aborto. Era toda la maldad en stock. De sólo oír esas cosas, los niños palidecíamos. Ahora es una estrella en ascenso. El hombre se llama Danilo. El apellido no viene a cuento.Sólo sus mejores amigos percibimos el drama latente: nombrado subsecretario ha sido como meter a tu abuela famélica en un tenedor libre.
En el spa les dan suplementos y los hacen trotar temprano para que sacudan sus endorfinas. Luego del sauna reciben masajes con ungüentos purificantes.
El solario se inunda de fragancias cumbreñas, a peperina, poleo y carqueja tierna. La idea es que los yuyos serranos vayan morigerando sus ansias por los autos deportivos y las cuentas en las islas Caimán. En las reuniones de grupo, Danilo ha dicho que, si por él fuera, se quedaría allí toda la vida, mirando las cabras de las laderas y los tractores del atardecer. Un poco de pan, una copa de vino, unas cuantas aceitunas. Según su personal trainer, era todo lo que precisaban los griegos de la época de Platón.
Su compañero de cuarto piensa lo mismo. Es un ex director de la Junta Panamericana contra el Lavado. Fue Joven del Año de la Cámara Junior. Ahora salió su procesamiento. De nada valieron sus contactos con el gobierno (era el encargado de pasar por el Congreso con el maletín de lagarto que luego se hizo tan célebre),pues los norteamericanos han resuelto entregarlo.
La carrera del ex director ha sido meteórica. Empezó como testaferro. Eso casi le costó la cabeza. Tuvo la mala suerte de pelearse con la bruja.Ella lo demandó por la mitad de los bienes, que por supuesto eran de otro. Fue inútil explicar a la chica que se trataba de plata ajena.Estas esposas no atienden razones. Le llevó casi dos años pagar el despecho de su mujer.Danilo ha temblado al oír las revelaciones de su compañero de cuarto. Al menos tiene la felicidad de contar con una esposa de hierro que lucha codo a codo con él..
Por las noches los miembros del grupo juegan al Fraude!, una variante del Monopoly. Gana el que primero revienta un banco. En caso de empate, decide la diferencia de damnificados.
Esto es parte del tratamiento. El propio director médico, un fanático de la metadona, recorre los dormitorios distribuyendo tableros.
Hay tres clases de pacientes en el spa de la sierra: los fumadores, los gordos y ellos.
Pero la cabeza funciona de un solo modo, así que después de la siesta todos se juntan con el psicólogo. El objetivo es rastrear en la infancia.
Ahí deben buscarse las causas de cualquier desbarajuste. Los pacientes reflotan sus traumas de la manera que pueden, hasta que cae la tarde y el sol se pone en la sierra.
Y Danilo, para colmo, no presenta cicatrices. Ha tenido una infancia perfecta. Con su mujer todavia sigue de novio.Creo que estan en pareja desde que iban a la Salita Naranja. De manera que trauma, lo que se dice trauma, no puede recordar ninguno. El psicólogo apura sin éxito. Luego indaga con sutileza si hubo otros adictos en la familia.
Danilo no quiere decepcionarlo, de modo que pone gran voluntad en rastrillar en el barro.
Le cuesta cierto trabajo, pues estamos hablando de familias super sanas. De todos modos lo intenta. No sabe si mencionar a su tio Mitico, que le daba bastante al trago. 0 a su primo Yeyo, un pajero empedemido. Se excitaba hasta cuando leia El Correo de la Unesco. Sus viejos estaban desesperados. El caso conmocionó a los parientes. Una tía radicada en Brasil mandó una bolsita con hojas de adormideira,, muy popular en San Pablo para que as crianzas nao se masturben de mais. (Danilo todavia recuerda que su tia las picaba finito para esparcirlas sobre la ropa de Yeyo. Las hojas sobrantes eran hervidas en agua. Una vez lavados los calzoncillos, debian tenderse sin estrujar hasta la salida del sol.)
El psicólogo escucha la historia con marcado escepticismo. Para él, si este caso tiene una punta, fue la tragada del sueldo. Todos nos hemos tragado cosas, desde vinchucas hasta termómetros.Pero nadie debe haberse tragado el sueldo completo del padre, con horas extras y todo.
La nutricionista piensa distinto. Tiene un estudio en marcha. Asegura que el problema de Danilo se presenta por un déficit de ácidos grasos que desajusta las prostaglandinas. Por eso incluye en la dieta algunos filetes de surubí regados con ácido oleico. El kinesiólogo, por su parte, carece de toda teoría y se limita a cumplir su trabajo. Embadurna a Danilo con fango y sale a fumar un cigarro. En el pasillo lo espera Celeste, del grupo de fumadores. Están sosteniendo un romance. Ella provee de puchos y ella lo deja entrar en su cuarto. De afuera se oyen los gritos.
EI psicólogo reserva una sesión exclusiva para el grupo de Danilo. Entonces todos se abocan a contar su primera vez. La primera vez de Danilo fue en un baño del ministerio. Tiene recuerdos confusos. Apenas duró un segundo. De pronto surgió una sombra en el espejo empañado. Alguien estaba a su espalda. Algo pasó a sus manos. Cuando miró de nuevo el espejo éste sólo reflejaba su imagen. Danilo ni siquiera volvio a su despacho. Del baño fue directo a su casa. Recuerda que baj61entamente las escaleras del Ministerio. En la mano derecha llevaba un sobre abultado. Papel manila tamano oficio: para colmo, esa manana habia ido sin portafolio. Abajo lo esperaba su auto. EI chofer Ie abri61a puerta. Esta escena en camara lenta es la que aflora en sus pesadillas.
Desde entonces tiene ataques de pánico, cada vez que ve una escalera o un espejo empañado.
El lunes darán de alta a Danilo. El director los despedirá. como siempre, con emotivas palabras. A cada promoción le dice lo mismo: que sucumbimos a la corrupción por pereza. pues oponerse implica inmensas dificultades. Ahora sus egresados se marcharán con nuevas armas para la lucha: la dieta de los suspiros, el suplemento de vitaminas, las sales de Hungría para el masaje y la mezcla de plancton marino con jarilla y diente de burro para el baño de inmersión. Todas cosas muy efectivas contra el síndrome de abstinencia. Vida sana y someterse a controles. Una actitud positiva: esa sera la consigna. La adversidad fortalece. Por si algo les fallara, se llevan en el bolsillo una sencilla oración. Es una plegaria personalizada, escrita por el psicólogo para los casos de apuro.
Tal vez le dé resultado. Con su mujer, cuando aun andaban de novios, rezaban frenéticamente para no ir a parar a la cama. Sólo así consiguieron llegar vírgenes al matrimonio. Danilo es capaz de todo por su mujer y sus niños. Eso teminará por salvarlo. El secreto está en el amor.


*** Los personajes de este relato pertenecen a la ficción.

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