jueves, 15 de noviembre de 2007

"Hoy un juramento, mañana una traición. Amores de estudiantes, flores de un día son"


DE LOS ABRAZOS A LAS CRÍTICAS
(12/11/2007 - La Vanguardia de Barcelona
N. del E.: el título de la nota pertenece al
tema homónimo de Gardel-Le Pera
NO alude a ninguna
situación interpersonal de los invocados).
Cuando Chávez y Aznar eran grandes amigos
José María Aznar es la bestia negra de Chávez. Sin embargo, hace unos pocos años eran grandes amigos. Durante la visita que el presidente español hizo a Caracas en julio de 1999, cuando ya eran evidentes las tendencias totalitarias del presidente venezolano, los dos mostraron gran cercanía. Aznar habló en una sesión conjunta de Cámara y Senado sin hacer la menor crítica a su valedor, pese a que Chávez, a la misma hora, ascendía a general a los militares golpistas de 1992, medida que vetó el Congreso. Aznar se pavoneaba de su estrecha relación con el presidente golpista. "Chávez tenía que elegir entre Castro y nosotros, entre comunismo y democracia, y lo atrajimos a nuestro campo", dijo entonces el gobernante español a la prensa.
La vida también puede ser un tango.
QUEMA ESAS CARTAS
Letra de Manuel Romero
Musica de Raúl de los Hoyos
Compuesto en 1928
Estrenado por Sofia Bozan durante la temporada de revistas
desarrollada en el teatro Sarmiento, por Manuel Romero
y Luis Bayon Herrera en 1928.

QUEMÁ ESAS CARTAS
Era un bacán de pretensiones,
gran entrador y aventurero;
ligó programas a montones
y fue el perfecto gigoló.
Cuando encontraba en sus cajones
las cartas de un amor sincero
las echaba al fuego a manotones
y chacoteaba en tren jugueton.

¡Quemá esas cartas,
que ya no interesa
tener escondidas
pavadas como esa!
Si todo en la vida
es puro chiqué...

¡Quemá esas cartas!
No guardes memorias
que nunca conviene
que sepa la historia
la mina que viene
de la que se fue...

Hoy basureado por los años,
son cenicientos sus cabellos
y los eternos desengaños
han lastimado su corazón.

Y cuando solo en su cotorro
halla unas cartas olvidadas,
sollozando evoca a sus amadas
y rienda suelta da a su dolor.

¡Quemá esas cartas!
con pesar murmura,
que vos ya sufriste
la gran amargura
de ver que perdiste
guapeza y salud.

¡Quemá esas cartas
de la edad pasada,
que te ponen triste,
y en su llamarada
verás lo que hiciste
de tu juventud.

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