sábado, 21 de julio de 2007

Homenaje. Un cuento de Fontanarrosa

Aforismos

de


Ernesto

Esteban


Etchenique:


El Rayo que


no Cesa


Si bien el creador nos admira y sobrecoge con la vívida centella de su talento, no es menos cierto que, asimismo, nos emociona y conmueve con lo laborioso de su esfuerzo. Referido esto, obviamente, a los contados casos en que ambos dones, talento y esfuerzo, crecen mancomunados cual predilectos habitantes de un mismo ser. Es el caso de Ernesto Esteban Etchenique, conspicuo colaborador de la revista "Recua". Si bien su impronta, su genio repentino, nos deslumbra a veces como el ramalazo del intemperante rayo en la borrasca, también su tenacidad, su consecuencia, su terco vigor obsesivo afloran en él como una eruptela cutánea de interminable escozor.
Solamente así, conociendo este empecinamiento que impulsa su talento en un alarido constante, podremos entender la porfiada persistencia del poeta. Persistencia que lo mantuvo, por ejemplo, aguardando catorce largas horas en nuestra redacción a la espera del jefe editorial. Solamente así, advertidos de ese soplo interno e inextinguible que alimenta su fuego creativo, pueden explicarse el centenar de llamadas telefónicas que el vate realizara a "Recua" advirtiendo el nacimiento de un nuevo puñado de sus aforismos. "Pequeños bivalvos que abren el nácar de su coraza a la mirada de mis hermanos y liberan. apenas, una perla pura", como los califica él mismo, con sincera humildad. Y aquí, a continuación, está el premio a su constancia, el preciado lauro a su tesón. Una vez más "Recua", orgullosamente, abnegadamente, presenta nuevos aforismos de Ernesto Esteban Etchenique. Disfrútalo amigo lector.

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Aforismos de Ernesto Esteban Etchenique
"¡Tenías que ser tú!" le dijeron a la gota que rebalsó vaso.
Modelé una jarra con barro de la ciénaga. Y se chupó mi vino.
La Juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo. La Vejez, en cambio, es incurable.
La sombra de la cárcel, no es oasis para el beduino.
El ruiseñor tiene un lamento en su canto. ¡Es que canta gratis!
La Fe derriba montañas. La Inteligencia las foresta.
El dinero es el único dios sin ateos en la Tierra.
Señalé el Futuro. Y miraste mi dedo.
El eco no responde. Se burla.
"Cáncer" es una palabra grave.
Tuve la llave de tu corazón. Mas otro tenía la llave de tu cinturón de castidad.
El amor es ciego. Practica Braile con tu amada.
Judas no quiso traicionar. Debía irse temprano.
Creemos valiente al águila guerrera. ¡Pero el que habla es el loro!
Amé la estrella que caía. Y me partió la testa.
"Está mitad vacía" dijo el pesimista, mirando la copa. "Está mitad llena" dijo el optimista. "Está paga" dijo el generoso.
Estar solo no es nada. Lo malo es darse cuenta.
No conozco el miedo. Sólo temo a lo desconocido.
La mentira tiene patas cortas. Y nariz larga. La mentira es una comadreja.
Muy callado sería el bosque si sólo cantaran los pájaros amigos del guardabosques.
Pinocho mentía y crecía su nariz. La mentira es un afrodisíaco.
Si llegas a viejo, vuélvete.
El hombre quiso ser más que hombre. Y fue travesti.
Si el ladrón ha estrechado tu mano, cuéntate los dedos.
Dijo el ebrio: "Nada de lo humano me es ajenjo".
Si mil veces te levantas, y mil veces te derriban, comienza a pensar en el retiro.
Tú me pides el Cielo y las estrellas. Yo te pido que seas razonable.
Regué el Bien. Y obtuve Bienes Raíces.
Los ojos del cocodrilo no lloran por su falsedad. Son demasiadas horas bajo el agua.
Hasta el más tierno de los insectos merece ser aplastado.
El bosque no me ha dejado ver el árbol.
¿Qué te cuesta creer? Tal vez exista el Cielo y te lo ganas.
Te rogué lumbre para mi alma. Contestaste: "No fumo".
Dios está en todas partes. Aburre un poco.
Adoptar un niño. Adoptar un árbol. Adoptar un libro.
La reencarnación es más barata. Tienes una vida de segunda mano.
Eres mi luna. Giras y giras a mi alrededor como una imbécil.
Quise ser parte de tí. Y me usabas para sentarte.
Tú eres signo de tierra. Yo de agua. Hicimos barro.
Hasta el mejor corazón está sediento de sangre humana.
El corazón palpita su final.
Regalé flores. Y me reclamaron el florero.
Mañana es el ayer de pasado mañana.
Si no existiese el blanco, el negro sería sólo el más oscuro los grises.
La mala palabra no nació así. La sociedad la hizo mala.
Sólo dulzura liba la abeja. ¡Cómo le apetecería algo salado!
Mamá ama a Ema. ¿Ama Ema a mamá? Mmmmmmmm ...
Mataron al sabio. Sabía demasiado.
No soy dueño de la verdad. Sólo la alquilo.
No eres bella. Pero eres interesante. Te dejaré en manos la ciencia.
"La tierra para quien la trabaja" dijo el sepulturero.
Defrauda el soñador que ronca mucho.
Si no puedes vencer el miedo, únete a él.
Me recordaste a las más bellas mujeres. ¡Y me fui con ellas!
Difícil es explicarle un terremoto al espástico.
El náufrago, rodeado de tiburones... no se sintió tan solo.
La Fealdad perdió la virtud. Y se la devolvieron intacta.
El viento es aire hecho a empellones.
El ingenuo creyó en las pequeñas cosas. Y se llenó microbios.
Quien recuerda a su madre muerta, y ríe a carcajadas ... no debió amarla tanto.
Si el deleite es compartir, goza de la epidemia.
Los tiempos que corren, ¿por qué corren?
El Todo es la Nada que hizo fortuna.
Afortunados los gusanos. De ellos será el reino de los suelos.
Dijo el hipopótamo a su hijo: "Y Dios nos hizo a su imagen y semejanza".
Reprobé a mi hijo. También el mísero mosquito lleya mi sangre.
No quieres pagarme por inepto. Pretendes que, además e inepto, sea pobre.
Intercambiemos ideas. Una mía por cuatro tuyas.
El pez espada se creyó un arma. Y se oxidó.
Mi vida es un río. Miasmas cloacales vierten en mí.
Llamé a tu corazón. Pero habían salido.
La pobreza ajena me inquieta. Pero la mía me preocupa.
Creía hallar en ti a un niño. Y hallé un retardado.
En este mismo instante, leo esto, y me siento un imbécil.
Un elefante encerrado en un dedal. Eso es el aforismo.
Siempre liba néctar la mariposa. Y no tiene caries. ¿Es la Naturaleza justa?
Dijo el apóstol crucificado: "Lo importante es que te pasen cosas".
Tanto llevé mi cántaro a la fuente de la juventud, que envejecí.
Los doce apóstoles no eran tales. Eran guardaespaldas.

De "Uno nunca sabe y otros cuentos", Ediciones de la Flor, 2006, Buenos Aires, Argentina.


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IBSN-13:978-950-515-133-2



1 comentario:

Cipayo dijo...

MUY DIGNO RECUERDO EL DE FONTANAROSA! AGRADESCO LAS PALABRAS COMO LECTOR, YA QUE TENIA MUCHAS GANAS DE LLER ALGO DE ÉL.

SALUDOS,AFORMISMO ES LA FORMA RESUMIDA DE COMENZAR UN CHISTE.